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Por un lado, es importante que dediquemos un tiempo para analizar hacia donde estamos dirigiendo todo nuestro esfuerzo de progreso, y que al hacerlo, podamos ampliar la idea de progreso, es decir, que cuando hablemos, evaluemos y valoremos el progreso, lo hagamos más allá de lo que materialmente hayamos logrado, y lo hagamos en relación al desarrollo y crecimiento integral de nuestra vida.
Por otro lado, también es importante que aprendamos a valorar y contabilizar, todos los logros que obtengamos en nuestra vida. Sea en lo afectivo, laboral, social, o en lo material. Ya que, darnos cuenta que vamos avanzando, mejora nuestro ánimo, nuestra predisposición hacia la vida, y también nos da fuerzas para seguir adelante.
Y por último, es importante que todo nuestro progreso, deseos, esfuerzos, objetivos, tengan como meta última, nuestra felicidad. Felicidad que solamente puede ser posible, si dejamos que Dios sea parte de nuestra vida. Si además de ocuparnos en crecer materialmente, de mejorar la relación con aquellos que nos rodean, de crecer cultural y socialmente, nos ocupamos también en mejorar nuestra relación con Dios, o quizá, en comenzar a relacionarnos con él.
Progresar es avanzar, hacia nuestra felicidad, hacia nuestra realización personal; y la única manera de hacerlo, es, hacerlo de la mano de Dios.
M.B.O. ( Extracto Folleto: “Progresar “ CPTLN-Chile)
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