3 recomendaciones que te ayudarán a mantener una buena convivencia

Muchos de nosotros, al independizarnos de nuestras familias, los primeros años apostamos por arrendar un lugar junto a otras personas con las que podamos dividir los gastos; sin embargo, olvidamos que las diferencias entre sí pueden ser tan marcadas que hacen de la coexistencia algo insoportable. Por eso, en este post reunimos algunas recomendaciones para que mantengas una buena convivencia.

1. Mantén una comunicación constante

Toda relación armoniosa está basada en conversar de manera continua. Desde que empiezas a compartir el techo con otros, debes manifestar lo que te gusta y lo que no te agrada tanto, especialmente cuando se trata de completos extraños. Una buena charla revela historia, carácter, preferencias, creencias y hábitos de cada quien. La única forma de conocer a los demás es hablando con ellos.

A veces las rutinas particulares dificultan la comunicación diaria; no obstante, es necesario reservar tiempo para estimular el contacto con los compañeros de casa, y para lograrlo puedes organizar algunas actividades en equipo como limpiar, lavar, cocinar, ir al súper, entre otras.     

2. Respeta, y practica la tolerancia

Vivir en el mismo lugar no te da permiso de invadir espacios o pertenencias. En el hogar siempre hay cosas comunes e individuales y acatar sus implicaciones, sin duda, contribuye con un ambiente agradable. Consultar antes de tomar algo, anunciar tu entrada o tantear la opinión del grupo en cuanto a traer huéspedes o realizar una reunión demuestra buenos modales y consideración hacia el resto de los inquilinos. 

Existe otro tipo de diferencias, por ejemplo, en el ámbito político o cultural, frente a lo cual no debes ser prejuicioso. Esto vulnera el derecho que cada uno tiene a ser estimado sin tomar en cuenta sus peculiaridades. Practica la tolerancia.      

3. Pide ayuda y también ofrécela

La necesidad de establecer las obligaciones puede traer discrepancias entre quienes comparten el mismo techo. Por eso es indispensable determinar -en conjunto- los deberes de cada integrante. Al distribuir los quehaceres hay que tener presente aptitud, horario y disposición, ¿por qué? Porque no podemos pretender que alguien que trabaje hasta entrada la noche llegue preparado para asear el baño, por ejemplo. 

Si tus jornadas recientes han sido muy duras, solicita al compañero que te cubra en las actividades hogareñas, y asume el compromiso de tener el mismo gesto en la primera ocasión.

Hay acuerdos que no son negociables. El pago de los servicios puede ser uno de ellos. Evita quebrantar estos convenios manteniendo un plan financiero en el que tengas claro cuáles son las prioridades. 

Si se desea preservar una atmósfera saludable, toda convivencia, por pequeña que parezca, requiere de normas que estimulan los valores: tolerancia, solidaridad, compañerismo, ímpetu, dedicación y responsabilidad. Crear “un nido propio” es una de las pruebas de vida más decisivas.  

*Redacción: Elianeth Pineda 


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